Esta es una asociación que en algún momento agota a los padres, ya que el bebé pesa cada vez más y al mismo tiempo lleva cada vez más tiempo para conciliar el sueño. ¿Saben por qué? Porque el bebé, cuánto más grande, más se estimula con la presencia de los padres. Si está con ellos no quiere dormir, quiere disfrutar. Crece y empieza a entender que al dormir lo ponen en la cuna, que no se queda en brazos toda la noche y eso hace que resista aún más el sueño. También logra resistir al sueño cada vez más.
Además, existe un cambio en el ciclo de sueño cerca de los 4 meses, el bebé que antes llevaba entre 5-7 minutos para entrar en sueño profundo ahora lleva cerca de 15, lo que significa que si paramos de mecerlo antes de los 15, se da cuenta y se despierta.
Haya brazos y columna.
"Pero si paro de mecerlo, empieza a llorar. Se pone como loco, se arquea, no quiere dormir."
Si tu bebé se duerme con movimiento, es normal que llore si paras de mecerlo. No sabe dormir de otra forma. Aprendió a dormir así. Está cansado, necesita dormir, al sentir que paran de ayudarlo se enoja, se frustra. Comparando con un adulto, sería lo mismo que dormir en el silencio. Yo solo sé dormir en el silencio. Si me acuesto, estoy relajada y empiezan a hacer una fiesta en la casa al lado, con música alta a punto de no dejarme conciliar el sueño, también me frustro.
¿Cómo eliminar esta asociación? Si queremos hacer un proceso gentil, antes de enseñar al bebé a dormir en la cuna, necesitamos eliminar su asociación con el movimiento. Usar el movimiento para calmarlo pero no para dormirlo. Siempre que se calma, paramos de mecerlo. De a poco va desarrollando una nueva forma de dormir y acostumbrándose no solo a dormir como a calmarse sin el movimiento.
Paula Roitman
Pedagoga especializada en el Aprendizaje del Sueño Infantil
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